CUANDO UNA COMPETENCIA VALORADA SE TRANSFORMA EN DISFUNCIONAL

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22 - 08 - 2018
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Nos es posible observar que las competencias de los colaboradores muestran, comparativamente, algunas diferencias sutiles y otras más marcadas y, de esta forma se construyen la mayoría de los equipos, contribuyendo cada uno de los miembros a la riqueza y la heterogeneidad de los grupos, permitiendo que algunos se muestren más cómodos en determinadas funciones, mientras que otros encontrarán mayor satisfacción ocupando otros roles.

Por otro lado, muchas organizaciones han definido un cuerpo de competencias core que son las que deberían reunir los colaboradores para trabajar en la compañía y tener éxito y, a su vez, constituirán los ejes centrales para realizar la evaluación del desempeño de las personas y, por lo tanto, no solo se tendrá en cuenta el éxito obtenido en las metas asignadas, sino que también se pondrá foco en la presencia o ausencia de los comportamientos definidos.

Es así como luego, frente a determinados desvíos respecto de estos estándares previstos, en algunas oportunidades, las empresas solicitan abrir un proceso de coaching para las personas que no están alcanzando los niveles requeridos en alguna de dichas competencias.

En este punto, quisiera llamar la atención sobre lo siguiente: las dificultades en los comportamientos de las personas no solo se encuentran relacionadas con el déficit experimentado en alguna de las competencias, sino que podrían verificarse asociadas a los inconvenientes derivados del exceso en el grado observado, ya que, en lugar de generar un plus, terminan dificultando la dinámica de la tarea o el funcionamiento de los equipos.

Así, por ejemplo, podemos encontrar un nivel excesivo de perseverancia, de responsabilidad, de comunicación, de análisis, de pensamiento global, entre otras muchas posibilidades.

Las compañías necesitan personas responsables, orientadas a las metas, ya que esto fomenta la construcción de la confianza y el logro de los resultados necesarios para toda organización. Cabría preguntarse: ¿Qué sucede cuando estás competencias no reconocen un límite superior en su expresión?

En una oportunidad estaba trabajando un caso de coaching, durante el cual la persona me relató que: en ocasión de estar disfrutando de sus vacaciones, ella se encontraba conduciendo el auto en la que se trasladaba por la Patagonia junto con otras personas amigas, es en ese momento cuando en el horizonte observó que se formaba un cono que parecía ser un tornado, sin embargo, siguió por la ruta al mismo ritmo, ya que quería llegar al lugar de destino en el horario previsto. De esta forma y con esta premisa, a pesar de que el panorama circundante era cada vez más desolador y el viento desestabilizaba su vehículo, no dejaba de ir hacia adelante. Terminó en el centro mismo del ojo de la tormenta viendo como objetos de gran tamaño pasaban por el costado y por encima de su automóvil. Afortunadamente no tuvo daños personales, ni ella ni sus acompañantes.

Le pedí que enlazara el relato que me había hecho con algunos aspectos de su desempeño laboral diario y, casi inmediatamente, lo conectó con el concepto personal de responsabilidad sobre las metas, en ese momento su interpretación fue que, en ocasiones, no toma conciencia temporal sobre los daños que se pueden producir sobre sus aspectos físicos, mentales o emocionales que se ponen en juego cuando tiene que lograr un objetivo comprometido.

Este constituía un patrón de comportamiento que había ocasionado la toma de decisiones en algunos espacios de ceguera, que promovieron stress o enfermedades, en diversas ocasiones. Surgió en ese momento una metáfora que ilustraba este tipo de episodios: “no puedo ver venir el Tsunami a tiempo”.

Estaba conmovida frente de una situación que ya no quería para su vida.
Le pedí que pensara otras posibilidades para no llegar a esos extremos y observara otras posibles conductas que podría implementar para no ponerse en riesgo en esos niveles.

Describo a continuación algunas de los nuevos comportamientos que se comprometió a implementar, en el contexto de esa conversación:
Tomarse unos instantes para poder observarse y observar el entorno antes de decidir
Darse un espacio para sentir las emociones antes de accionar
Escuchar las interpretaciones de otras personas respecto de lo que sucede
Sentirse presente en cada ocasión
Pedir el auxilio a otras personas cuando la situación lo amerita
Analizar los riesgos posibles antes de asumir compromisos de logros

Resumiendo: la gestión equilibrada del desempeño laboral, podría implicar no solo implementar las competencias necesarias para lograr metas definidas, sino también hacerlo de un modo adaptativo, humano y ecológico.

Carlos Valeiro - Coach de Ejecutivos certificado