LA META DISTINCIÓN

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22 - 05 - 2018
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Viene a mi mente aquella historia que alguna vez he escuchado. Está referida a que los primeros conquistadores españoles fueron recibidos por los pobladores indígenas de América como si ellos fueran verdaderos dioses. El caso es que esta percepción era única e insólita para ellos, ya que no tenían en su mente una experiencia comparable con aquello que estaban observando y, esta circunstancia no les permitía inscribir ese acontecimiento en una cadena de pensamientos lógicos que facilitara un análisis correcto, para actuar en consecuencia.

Está claro que no podían dimensionar el peligro de las intenciones de sus visitantes ya que no podían DISTINGUIR que era lo que sucedía y, por lo tanto, a pesar de contar con un número de pobladores de Centroamérica infinitamente superior de personas respecto de los españoles, los invasores pudieron saquear sus riquezas, matar y esclavizar a los nativos.

Desde un punto de vista generalizador, las personas no sabemos como es la realidad, sino que, sobre la base de determinados hechos, tendemos a construir una interpretación personal sobre la misma. Por lo tanto, nuestros juicios serán, en el mejor de los casos, una aproximación, a ser corregida y complementada en la medida que vamos transitando las circunstancias que nos toca atravesar.

De esto podemos deducir que cualquier persona atravesará por un proceso de percepción / no percepción de los eventos de su entorno, de acuerdo con los filtros que aplique, y con ese recorte constituirá la base de su interpretación de la realidad. Si algo es filtrado recurrentemente, es como si no hubiese registro en la mente de esa realidad. Habitualmente porque su relevamiento le produce incomodidad, angustia o alguna otra emoción que genera la negación.

Las dificultades comienzan cuando los resultados que obtiene el individuo no son satisfactorios o francamente opuestos a sus deseos, desencadenando a partir de esta situación, otro proceso de variada intensidad emocional relacionada con la frustración que esto le pueda producir.

En algunos casos, las personas pueden darse cuenta de que existe este desvío, entre sus ideales (como cree que debería se la vida para él) y lo que ocurre efectivamente. En esa instancia, y siguiendo con esta hipótesis, podría definir que existe esa diferencia, pero en mucha menor medida, esas mismas personas, pueden vincular la situación que se encuentran analizando, con las conductas y las actitudes suyas que contribuyen a que la realidad sea de ese modo.

Es más, diría que, en muchos casos no pueden encontrar una lógica a sus dificultades, aun cuando desde su entorno les acerquen información acerca de sus conductas y contribuciones, ya que la mente realiza un proceso de selección u organización de los datos en función del observador que operando en un determinado momento.

Por eso, la posibilidad del coaching instala una nueva dimensión, en la que la persona puede involucrarse con un proceso de “alumbramiento”, o sea, comenzar a “darse cuenta”.

Sócrates nos invitaba a conocernos a nosotros mismos a través de preguntas poderosas que podrían desencadenar la mayéutica del saber y abrir, de este modo, la posibilidad de DISTINGUIR. Es por ello que, en mi criterio, la META DISTINCIÓN, o sea la distinción que esta en la base de todas las distinciones, constituye la posibilidad de realizar una DISTINCIÓN en sí misma. En tanto nada es posible si no somos capaces de distinguir.

Por lo tanto, el trabajo del Coach, luego de un primer paso que implica construir la relación, o sea, generar el feeling y la construcción de la confianza necesaria, será asistir al coachee a que pueda DISTINGUIR. DISTINGUIR para que pueda encarar un nuevo proceso de DECISIONES. DISTINGUIR para transformarse en un nuevo observador de su vida y de su realidad, para generar una nueva visión y un nuevo entendimiento de aquello que en determinado momento constituyó un “espacio de ceguera” para la persona.

El vehículo ontológico para que se generen estas DISTINCIONES, es la palabra y, metodológicamente, el uso de la pregunta, que moviliza, que interroga al observador para que remueva aquellos filtros que no le permiten saber qué es lo que le pasa, para de ese modo, diseñar alternativas de decisión.

Entonces, la observación atenta le podría permitir a la persona que realice sus DISTINCIONES, para luego pasar a la experimentación consciente y, posteriormente, realice el aprendizaje de nuevos andariveles conductuales y, de este modo, diseñar un nuevo proyecto de vida / laboral.

Distinguimos a través del uso del lenguaje y de las palabras, que como sabemos, distan de ser inocentes.

Carlos Valeiro - Coach de Ejecutivos certificado